Filed under: Indigenous, Political Prisoners, Southern Mexico
Statement from Indigenous anarchist political prisoner Miguel Peralta on day 22 of a hunger strike demanding his freedom.
Fifteen business days and Judge Modesto Isaías Santiago Martínez hasn’t handed down the verdict.
My final hearing took place on September 19. The Judge of the Mixed District Court of Huautla de Jiménez verbally guaranteed the resolution within ten business days, something he did not fulfill. Today, October 10, marks fifteen business days since my final hearing. According to the Legal Code of the State of Oaxaca, fifteen days is the legal timespan which a judge has to hand down a verdict. He did not fulfill that either. Today marks four years, five months and ten days that I have been in prison on fabricated charges. Today marks 22 days I have gone without consuming food. I am clear that I shouldn’t have to remain one more day in prison and I protest with my body, putting my health at risk to actively demand my freedom.
Today the judge said he can take the time he wants to hand down my sentence. However, that time is my time. It is my time robbed, my time imprisoned, my time that doesn’t consist of business or non-business days, my time that doesn’t respond to legal codes and laws. Regardless, they want to submit my time as such. In turn, all agencies responsible for enforcing and fulfilling access to a “prompt, objective, expeditious and impartial justice system” say they are incompetent, that they can’t do anything, to have patience. Thus, I reaffirm, their public function is a simulation, a ruse. It is clear that the power of a congresswoman reigns over all of this. With such responses, legal delays and irregularities throughout my imprisonment, it has been continually demonstrated that their institutions only serve caciquismo (local political bosses). Their institutions only serve those who dispossess us, those that lie to take political power, those who are thirsty for power, those who are corrupt.
Today, I also want to say that I have decided to end my silent strike which I began on September 12, when I wasn’t present at my hearing for ridiculous reasons. I want to thank those who echoed my silence and who denounced the lies. You gave me energy. I have to insist that neither Congresswoman Elisa Zepeda Lagunas, nor her father, Manuel Zepeda Cortés, can continue legally or mediatically maintaining their accusations against me. Elisa and Manuel, who have accused me in the legal file 02/2015, have shown that when the accusations are manufactured, the only pillar they have left to sustain themselves is impunity, the peddling of influence and the manipulation of judicial power. Of the six witnesses, one of them did not recognize their statement; the declaration of two more witnesses is a carbon copy Manuel Zepeda’s declaration; two witnesses weren’t present at the time of the conflict (they were told what happened); and another witness states that the culprits were masked up and thus unidentifiable. There is nothing more in the legal file but contradictory and generic testimonies. That is what that the judge has to consider. There is nothing in the file that requires indefinite time. Even though the judge’s argument for taking his time and not freeing me immediately is that the legal file has seven volumes—and yes there are seven volumes—these volumes are full of garbage, accumulated extortions extracted through irregularities and violations of due process. The judge knows it and knows it well. After all, it was the same judge in charge of the court when they began the fabrication of the legal charges, dictating arrest warrants against us in this case. The judge, a student of the law, knows that the testimonies do not have probative value, and that the legal argument presented by my defense proves it. As an incorruptible judge, he would have to act in an impartial manner, handing down the verdict without delay and without continuing the farce built and exploited by the Zepeda Lagunas cacique family. I conclude by saying that I remain on hunger strike, demanding that my freedom not be delayed any longer.
Miguel Peralta
Prisoner on hunger strike.
Español:
15 días hábiles y el juez Modesto Isaías Santiago Martínez no cumplió
El 19 de septiembre cuando se llevó a cabo mi audiencia final, el Juez del Juzgado Mixto de Huautla de Jiménez, se comprometió verbalmente a que resolvería en 10 días hábiles y no cumplió. Hoy jueves 10 de octubre se cumplieron los 15 días hábiles que el Juez tiene para resolver mi situación jurídica, según su Código Penal del Estado de Oaxaca, y tampoco cumplió. Hoy yo sí cumplo 4 años, 5 meses, 10 días en prisión por un proceso fabricado, hoy cumplo 22 días sin probar alimento, ya que estoy claro de que no tengo porque seguir un día más en prisión y protesto con mi cuerpo, poniendo en riesgo mi salud a cambio de exigir enérgicamente mi libertad.
Hoy, el Juez dice que él puede tomar todo el tiempo para determinar la sentencia, pero ese tiempo es mí tiempo, es mí tiempo robado, mí tiempo encarcelado, mí tiempo que no tiene días hábiles o inhábiles, mí tiempo que no responde a sus códigos o leyes y que sin embargo, quieren seguir sometiendo. A su vez, en todas las instancias responsables de hacer valer y cumplir el acceso a un “sistema de justicia pronta, objetiva, expedita e imparcial” dicen que no son competentes, que no pueden hacer nada, que tenga paciencia, y reafirmo, entonces, su función pública es una simulación, un engaño en su nombre. Es claro, que el poder de una diputada impera sobre éstas. Con tales respuestas, la dilación e irregularidades jurídicas presentes todo el tiempo de mi encierro, siguen demostrando que sus instituciones sólo sirven al caciquismo, a lxs que nos despojan, a lxs que mienten para ocupar cargos públicos, a lxs ambiciosxs, a lxs corruptxs.
Hoy, yo también tengo que decir, por ello, he decidido romper la huelga de silencio que inicié desde el 12 de septiembre, cuando no me presentaron a mi audiencia, por pretextos irrisibles. Quiero decir que agradezco con la energía que me queda y me hace resistir a todas y todos quienes han estado al pendiente, hicieron eco de mi silencio y lograron hacer ruido de las mentiras. Pero también tengo que decir, insistir en que la diputada Elisa Zepeda Lagunas ni su padre, el torturador Manuel Zepeda Cortés, pueden seguir sosteniendo jurídica y mediáticamente su acusación en mi contra. Elisa y Manuel, quienes me denuncian en el expediente 02/2015, hicieron a modo, señalamientos que al ser fabricados, el único pilar que les queda para sostenerse es la impunidad, el tráfico de influencias y la manipulación al Poder Judicial. De sus seis testigos a modo, uno de ellos no reconoció su declaración; la declaración de dos más es una copia de la de Manuel Zepeda; dos no estuvieron en el lugar (les contaron lo que sucedió); y otro testigo dice que las personas estaban encapuchadas. No hay nada más en el expediente, esos testimonios contradictorios, genéricos y ya controvertidos, es todo lo que el juez tiene que considerar, no hay nada que requiera tiempo indefinido, pues a pesar de que su argumento para no emitir mi libertad es que el expediente tiene siete tomos, y sí son siete tomos, están rellenos de paja, de exhortos acumulados por las irregularidades y violaciones al debido proceso. El juez lo sabe y muy bien, porque él mismo era el encargado del Juzgado cuando se inició la fabricación del expediente, y liberó las órdenes de aprehensión; él, como estudioso de las leyes sabe que los testimonios de cargo no tienen valor probatorio, que la argumentación jurídica que presentamos a mi defensa lo demuestra. Como juez incorruptible, tendría que actuar de manera imparcial, dando la sentencia de libertad sin demorar más tiempo y continuar con la farsa construida y aprovechada por la familia caciquil de los Zepeda Lagunas. Termino diciendo que me mantengo en huelga de hambre, exigiendo que no retrasen más tiempo mi libertad.
Miguel Peralta
Preso en huelga de hambre